“NO CONOZCO A NINGÚN POLÍTICO CON BUENA REPUTACIÓN”

Esta frase la he escuchado un par de veces. Una de ellas, de un político a otro para sugerir, con sutileza, que no necesitaba el servicio que acababa de contratar conmigo. Valga decir que mi cliente tenía la peor reputación y su amigo, en fin…

A partir de esta experiencia, noté que tenía que explicar para qué michi sirve pagar por una buena estrategia y gestión de comunicación. Así que te lo contaré en 3 puntos que se me ocurrieron a partir de la situación de este cliente.

Crisis razonable vs. descuido

Una crisis es una situación que no se pudo prever ni con toda la planificación estratégica que se realizó y, por lo tanto se tiene que gestionar (idealmente bajo los protocolos establecidos previamente). ESO es crisis.

Pero, para este político (y la mayoría, les diré) la crisis se debía a que jamás planificó ni gestionó nada sobre su imagen. Y aquí ACLARO, tener a alguien que te publique lo que sea en redes sociales no es planificar ni gestionar bien nada. Así, dejó que otros contaran su propia historia en todas sus versiones.

O sea… él (o más bien el equipo de “comunicación” que tenía) dejó la cancha libre para los opositores y vino la “crisis”. Gratis. Al analizar su caso, me di cuenta de que tenía cientos de argumentos para defenderse e, incluso, marcar una agenda nacional.

Pero ¿qué pasó? lamentablemente, ganó un odio exagerado, muchas veces injusto y acusaciones profundamente asimiladas por la ciudadanía.

Pero ¿Para qué sirve contratar un servicio de comunicación a tiempo? ¿No?

No todos te van a querer

Aquí podríamos marcar una diferencia con la comunicación corporativa, en la que muchas empresas buscan ser una love mark. En política, tenemos claro que no todos te van a querer, pero, el punto es que te conozcan muchos y te quieran y prefieran los necesarios.

Cuando me dijeron “no conozco a ningún político con buena reputación” fue en clara alusión a que ningún político es una love mark, pero ¿para eso se trabaja la reputación de un político o la ignorancia sobre el tema lleva a asumir supuestos absurdos?

Pues, CLARAMENTE, lo ideal es que te prefiera y te crea (y vote por ti, en caso estemos trabajando comunicación electoral) el mayor número de personas, pero hay que ser realistas.

Planificar y gestionar bien tu comunicación te permitirá saber cómo comunicarte y como generar credibilidad ante las personas que te importan (claro, primero analizaremos quiénes son tus audiencias y sus intereses). Esto nos lleva al siguiente punto.

¿Quiénes son “los necesarios”?

Una vez determinamos, en base a tu identidad desarrollada y sus elementos a quiénes te vas a dirigir, entenderás lo obvio, lo evidente, pero que probablemente sigues sin ver.

Esas audiencias a cautivar, que NO SON TODO EL PAÍS, son tu base y tu defensa. Las decisiones que tomes no le tienen que agradar a todos, pero sí al grupo que fidelizaste porque creyeron en valores que representas. Ellos te defienden ahora y te defenderán a futuro genuinamente. Por eso, no te desconcentres disparando mensajes para enamorar a todos, eso no es así. Enfoca.

De paso, te evitas a esos personajillos que andan ofreciéndo trolls o bots para lograr de mentira lo que pudiste lograr con un poco de paciencia, planificación y una inversión eficiente.

También podrás diferenciar qué audiencias NO son las tuyas, pero a veces vienen a apoyar una causa que defiendes. No te nubles, no es una audiencia sostenible porque, probablemente, en época electoral, no serán tus votantes, incluso podrían ser grandes opositores, pues están apoyándote por alguna cuestión puntual y ya.


Ahora, volvamos al título, nuevamente. ¿Por qué creen que no ven políticos con buena reputación? ¿Será que no hacen ni el 10% de un buen trabajo de comunicación? ¿Será que solo les importa la comunicación electoral?

Aclaro, no es imposible llegar a ser un político con gran aceptación, solo es más complicado y requiere de tu compromiso, dedicación y paciencia. Aquí podemos aprender algo del mundo corporativo: las empresas que representan grandes marcas no desaparecen ni dejan de gestionar la comunicación con sus audiencias solo porque acabó una campaña que realizaron.

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