Hoy, les hablaré de esos personajes que jamás postulan, pero para decir cómo se deberían hacer las cosas con tufillo a soberbia y raje, son los primeros. No conformes con eso, son los primeritos que piden trabajo cuando gana un alcalde o un congresista de su partido. Y pobre de ti que no los contrates, porque tendrás crítica y enfrentamiento de tu propia gente hasta que logren su cometido.
Para eso, primero les contaré todo por lo que tiene que pasar una persona cuando decide participar de política y postular a un cargo.
El drama familiar
Seas casado, soltero o con pareja, este punto aplica para todos. Si eres casado, debes conversar con tu pareja sobre tu nueva decisión. No les miento. Conozco a muchísimas personas que destruyeron su matrimonio porque sus parejas nunca se adaptaron a la vida del político. Es necesario conversar del tema desde el principio. Si tienes hijos, pueden estar expuestos a problemas que devienen de tu participación política.
Si eres soltero, tienes una familia detrás tuyo, una madre que se preocupa por ti, un padre que sufrirá si la gente comienza a insultarte por el solo hecho de ser político y pasarás una serie de disgustos que tu familia tendrá que asimilar de la mejor forma porque es tu decisión.
No es para menos. Las familias suelen ser quienes se sienten más afectadas de esta decisión, sea directa o indirectamente.
El dinero
Salvo seas de los que pica plata para sus propósitos políticos, hacer política partidaria y, sobre todo, una campaña, te cuesta y bastante. Lo que en principio eran gastos solo para ti, tu familia, tus ahorros, etc. pasan a ser gastos de campaña. Si no ganas, vendrá una época de austeridad que tendrás que asumir como parte de esta carrera.
Además, ¿has pensado que para hacer campaña, debes dejar de trabajar en lo que sea que trabajes para poder dedicarte a las elecciones?
La reputación
Déjame decirte que así hagas la mejor campaña del universo y tengas mucha gente que te siga, no existe un solo político exitoso que no sea odiado por cierto grupo. En ese sentido, puedes haber demorado años en construir una imagen intachable en tu carrera, entre tus colegas y en la vida, pero basta un instante en política para poner en tela de juicio todo lo que construiste con tanto esfuerzo.
Limitaciones laborales
Cuando tienes un cargo político tienes demasiadas limitaciones para poder emprender, tener contratos y trabajar en otros proyectos. Por ejemplo, si tu empresa contrataba con el Estado, dejará de hacerlo si sales elegido en algún cargo, así seas Congresista, que no tiene nada que ver con la ejecución de presupuesto del Ejecutivo. Por ese mismo cargo, tampoco podrás trabajar (ni en tu propia empresa) porque es un cargo exclusivo.
Si eres regidor, todos te dirán que es sencillo y no necesitas dedicarle tanto tiempo, que es parcialmente verdad, si es que no tienes comisiones y/o vives de tus rentas, porque si eres joven y/o dependiente, veamos qué empresa aguanta tus ausencias por cada reunión, sesión de concejo, comisión, etc. en la que tienes que participar.
ENTONCES
Vienen esas personas que no aportan en nada o que, a lo mucho, gritan ideas al aire, pero no las canalizan para apoyar al resto. Y, por supuesto, quien siempre perderá será la autoridad, porque, la queja, el raje, las teorías, siempre calan mejor que la verdad.
Todas las cosas, incluso las bien hechas, son perfectibles. Por lo tanto, es normal y mucho más fácil vivir del diagnóstico, vivir diciendo lo que está mal, lo que debería de pasar, pero muy poco (por no decir nunca) escuchamos el cómo de nada. Mucho menos vemos postular o tener logros personales a quienes viven de la crítica, por todo lo que involucra postular y, sobre todo, ganar.
No quiero dejar pasar a aquellos que sí llegan a postular, pero su discurso se basa en seguir diagnosticando. ¿Se han dado cuenta que los políticos con mejor reputación son los que no proponen pero sí se quejan de todo lo que hace mal el contrincante?