DECISIONES POLÍTICAS¿POR QUÉ SÍ DEBES METER TU CUCHARA?

Sé que suena confuso para algunos. Nos han repetido hasta el cansancio que, si no nos piden nuestra opinión o consejo, no digamos nada.

Pero, en espacios políticos, mi recomendación es que hagas todo lo contrario. Muchas veces, hay personas que se callan frente a una situación en la que están en desacuerdo por temor, incluso, disfrazado de respeto o ganas de aprender.

No te dejes guiar por esos pensamientos, te prometo que valdrá la pena. Déjame explicarte primero, por qué sientes ese temor bajo todas esos disfraces.

Callar por temor

Sé que algunos de ustedes, que tienen un nivel de autoconocimiento superior, sí logran identificar aquellas veces en las que guardaron silencio por esa sensación de temor, sea cual sea la razón de él.

Sin embargo, muchos otros, y es natural, pueden pensar que en ciertas reuniones, con ciertas autoridades o especialistas, es mejor callar por respeto. Te pregunto: ¿Respeto a qué?

Una vez, una psicóloga me hizo entender que mostrar una postura frente a otros, sea quien sea quien tenga al frente, no es ninguna falta de respeto, siempre y cuando, literalmente, no los esté insultando verbalmente.

Ya sé que a veces piensas “pero si no estoy de acuerdo con su forma de pensar, lo va a tomar como una falta de respeto y, después de todo, él o ella es quien tiene más poder respecto a mí”.

Ahí hay dos cosas. La primera, asegurarte de que tu lenguaje es asertivo. Para algunos es difícil definir eso, pero si te sientes inseguro, puedes decir tu opinión a modo de “complemento”.

La segunda cosa es algo muy sencillo: el inseguro se ofende cuando no ha habido ofensa. Si eso pasa, no te sientas mal. Es abrumadora la gran cantidad de personas sumergidas en política que, ante su tremenda inseguridad y ego descomunal, se agarran de “la ofensa” como escudo a las contradicciones.

Pero créeme, siempre conviene evidenciar tu opinión, sobre todo, si estás seguro de lo que estás hablando. No dudes de ti.

Es aquí donde vemos el segundo disfraz: Las ganas de aprender. Por favor, piensa en esto. Si estás en un lugar donde se toman decisiones, créeme que algo de recorrido has tenido, así sea chiquitito, así que no te minimices.

Ese temor al que le llamas “me callo porque prefiero escuchar para aprender” es una excusa sobre tus propias inseguridades. Claramente, no es excluyente hablar y escuchar, se pueden hacer a la misma vez y alternadamente.

Segundo, si tan conocedores son los que tienes al frente, opina. Si es gente realmente buena en lo que hace, qué mejor que opinen sobre lo que acabas de decir. Es un feedback en tiempo real.

Ni qué decir si ya eres autoridad y, por inseguridad, callas ante ciertas decisiones. Oportunidades perdidas y espacios cedidos innecesariamente.

Ahora, vayamos al porqué de este asunto.

Análisis costo-beneficio de siempre meter tu cuchara

Empecemos con el dolor primero. Mientras antes lo asimiles, mejor.

El costo de no callar

  • Hay demasiado resentido. Lo siento, se tenía que decir y se dijo. No bromeo. La mezquindad en entornos políticos es terrible y las vacas sagradas cerca a los círculos de poder, peor. Mentalízate pensando en que igual alguien se va a resentir o te va a criticar por abrir la boca cuando, aparentemente, algo no era tu asunto o no eras tú quien toma la decisión sobre la que quisiste opinar.
  • A veces puedes equivocarte. Pero tranquilo, quién no se equivoca. Lo bueno y divertido de la política es que no existen certezas, todo se trata de escenarios y respuestas a esos escenarios. Realmente, si te equivocas en una “predicción” o advertencia, no pasa nada, la dinámica es tan rápida que antes de pensarlo, ya tendrás más opiniones en la mente sobre nuevas realidades.
  • Siempre puedes estar rodeado de opiniones totalmente contrarias. Me refiero a que es posible que de un grupo de 10 personas, tu seas el único que tiene otra postura y eso atentará con tu seguridad e, incluso, comodidad para decir ciertas cosas. No importa, dilo. Créeme que sí es posible que todos estén equivocados.
  • El aislamiento. Claramente, a nadie le gusta gente que contradiga a otros y, tarde o temprano, te sentirás no tan bienvenido por algunos o varios. No te preocupes, lo importante es que seas fiel a tu olfato.
  • El terrible sentimiento de “lo sabía” pero no se lo dijiste a nadie. Es espantoso cuando estabas convencido de que algo era mala idea y te callaste y de pronto se destapa una crisis. Tu sabías que era una mala idea, pero, aparte de que ya no importa eso, quién te creería si se lo dijeras. Después de todo, todos son generales acabada la guerra.
  • Si eres una autoridad, o un político con cierta audiencia, perdiste la oportunidad de seguir forjando tu autoridad como personaje político.

Beneficios de :v

Ya llegamos a la parte que me gusta y espero que confíen. La frase clave en todo momento es: dejar constancia.

  • Notoriedad. Ok, tampoco exageres, estamos hablando de trabajo político serio. Pero, si tienes la suerte de estar en un grupo donde se va a tomar alguna decisión, es importante que vean que existes. Dejar constancia de que estuviste, existes, tienes voz, te hagan caso o no. Muchas veces nos callamos porque decimos “igual no me van a hacer caso”. Yo te digo: que te valga madre, es no es el punto.
  • Tener una posición es clave. Una de las cosas que más he interiorizado en la política es que siempre hay una posición que tomar. Sonará duro lo que te diré, pero la no definición de una opinión (salvo sea por desconocimiento, claramente) solo conduce a la absurda idea de que callando se lleva la fiesta mejor y no, solo te lleva a la intrascendencia. Si haces política, no quieres eso ¿no? Por eso, deja constancia de que siempre precisaste algo sobre el desarrollo del trabajo político.
  • El glorioso momento donde tenías razón. Este bello momento se hace aún mejor cuando todos estaban equivocados y eras el único que dijo lo contrario. Aquí agradecerás no haberte callado. Es cierto que la eterna mezquindad puede hacer que algunos colegas no reconozcan la situación, pero está bien, hay quienes empezarán a notar que piensas bien y te apoyarán. Aquí es donde ganas aliados que sí tienen valor.
  • Es más probable que te recuerden. Si mezclamos la notoriedad y la asertividad de tus intervenciones, será una combinación afortunada para que a futuro te tomen en cuenta.
  • Te abres oportunidades. Ya te dije, si sumas todos los puntos anteriores, lo que te queda al final del día es la valoración de gente que sí sabe sus temas, que sí aporta y que sí tiene buenas intenciones de sumar a gente valiosa a sus futuros equipos. Y esto es muy importante porque la política es tan fluctuante que la organización de equipos y proyectos alrededor de personas o instituciones es una constante.
  • Ni qué decir si ya eres autoridad o político con una pequeña, mediana o gran audiencia. El beneficio será el refuerzo de tus simpatizantes y quizá, la atracción de muchos otros.

Ábrete esas oportunidades siempre dejando constancia de la opinión que tienes. No caigas en el error de opinar de todo tampoco… Te hablo para esas ocasiones donde, desde tu corazón, sabes que algo se inclina hacia un lado, que algo podría suceder si…, que lo correcto va por un camino, que el riesgo está en cierta acción.

Saber callar es importante, pero que sea por un motivo correcto.

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