¿Han visto a esos políticos disforzados en campaña? A esos que se les nota todo planificado y, sobre todo, falso. Que una acción solidaria es, más bien, convenida, para la foto.
También, tenemos otro tipo de disfuerzo, más evidente. Cuando las campañas se centran en llamar la atención, en esa idea graciosa que genere recordación. Sin embargo, poco o nada tiene que ver con el candidato o candidata o, ante todo, su personalidad.
¿Por qué hacen eso si en muchos casos sí han contratado a algún profesional de la comunicación? Con el tiempo noté que los políticos no comprendían las diversas áreas que requiere su comunicación ni lo que necesitaban. Me explico.
Cuando uno quiere ser candidato de algo, o en general, gestionar su marca, debe iniciar con un plan estratégico de comunicación que le permita definirse a sí mismo como marca.
En ese sentido, debe primero conocer sus fortalezas y debilidades, sus características personales, cómo se desenvuelve, qué mensajes quiere dar, a quiénes, por qué, por medio de qué canales, y un largo etcétera. RECIÉN AHÍ, y con toda esa información, es que puede irse a la etapa publicitaria y desplegar sus ideas creativas que se enmarquen en ese lineamiento estratégico.
¿Qué pasa si no se hace? (Lo he visto mil veces, por ejemplo con PPK). Pues, si tu campaña la basas no en tu propósito sino en aquello que puede llamar la atención de tu votante, lo más probable es que logres construir una imagen errónea de ti mismo.
Por supuesto, tal vez por un breve momento puede funcionarte. Puedes incluso ganar tu elección, PERO solo se te adelantarán los problemas de imagen en la gestión. ¿Por qué?
Cuando inicies tu gestión, tu discurso se verá obligado a variar, pues ya no requieres de esas ideas creativas que te hicieron popular. Te tocará gestionar a tu manera y comunicar lo que haces.
Como en campaña jamás desarrollaste tu imagen en base a tu identidad, sino en el gusto del votante para llamar su atención, los ciudadanos no tardarán en pensar “no es como se pintó en campaña”. Y “juá”, comienzan tus problemas.
Por supuesto, pongámoslo en sencillo: Si hiciste payasadas en campaña para caer bien y llamar la atención y eres una persona totalmente seria por dentro, no esperes que el elector piense que eres serio. Cuando descubra tu yo en gestión, notará que no eres lo que le vendiste.
Volviendo al ejemplo de PPK. Centrémonos solo en aquel día que hizo ejercicio con sus ministros. A todos nos pareció tierno y divertido. Algo diferente. Pero, lo primero que pensé fue: ¡Esto no es sostenible! Es un pequeño show que no podrá replicar por mucho, porque la actividad política te consume.
Más allá de eso, ¿qué nos decía esa acción intrínsecamente? Que tenían una mirada diferente de las cosas, que son sanos, que son organizados (digamos, deporte antes del trabajo es algo disciplinado). Pero, si el discurso repetido hasta el cansancio era ser un gobierno de lujo ¿para qué esta acción extra? No estaban ya en campaña y probablemente su gestión no iba a poder ser tan dinámica como los ejercicios.
Esto generó expectativas muy altas y, ante todo, falsas, que chocaron más fuerte contra el piso al primer momento en que el gobierno demostró una pizca de ineficiencia.
Dicho y hecho. Al sexto mes, la imagen se volteó totalmente porque las acciones que dieron la imagen de lujo al gobierno, no pudieron sostenerse más y, a falta de una narrativa, más allá de un slogan, los problemas se fueron haciendo más profundos.
Por eso, es necesario conocer los requerimientos que uno tiene para poder contratar un servicio. ¿No has planificado tu identidad ni narrativa ni un plan de acciones de comunicación? No llames a la agencia de publicidad, llama a la PR y comunicación estratégica. ¿Ya tienes tu plan y necesitas darle forma con un concepto creativo? Llama a la agencia de publicidad. Son servicios COMPLEMENTARIOS.
Sé que a muchos les disgusta contratar tanta dente o no lo ven necesario, pero créanme, es más eficiente y logran mejores resultados. Ah… y se ahorran un problema de imagen anticipada e innecesaria.
Sobre el titular de este artículo: Autenticidad. No puedes sentirte libre de ser auténtico si tu campaña se basa en gustarle al resto y no en cómo hacer que tú, con tu propia identidad, llegues a tus electores a través de sus lenguajes y sus canales.