Querido (a)político,
Sé lo que piensas y sientes al ver lo que pasa día a día. Noticias de corrupción, shows mediáticos, proyectos inútiles, una y otra vez. No te culpo por llamarte a ti mismo «apolítico».
Quiero hacerte una pregunta. ¿Eres de los apolíticos que no lee, escucha ni se informa sobre política o de los que se informa, se interesa y decide ser apolítico? Si perteneces al primer grupo ¿Cómo sabes que eres apolítico si permaneces lejos de la política y más aún, de la verdadera política?
Pero, quiero dirigirme, especialmente, a aquellos que «paran metidos» en el tema y deciden ser (a)políticos.
Lamento decirles que no son apolíticos. Creo que solo están direccionando incorrectamente el fastidio, hartazgo, decepción y desilusión que ven en la política.
Podría decir, incluso, que aman la política, al punto de sentirse totalmente defraudados. Uno no se decepciona de lo que no quiere. Uno no siente impotencia de lo que no le importa.
Por lo tanto, eres tan poco apolítico que tu politización te lleva a la decepción de no poder ver un desempeño político como el que desearías. Eres, simplemente, un político que no ha ingresado a la vida política.
¿Cuál es el problema? No poder enfocar correctamente. Que el odio por todo lo que ves no te lleve a nada más que a la indiferencia (o a creer que somos indiferentes), es un desperdicio de vocación y talento.
Cuando nosotros nos quejamos o criticamos algo, sucede que, intrínsecamente, sabemos que somos mejores. Una persona que no considera ser mejor en algo, no podría criticar ese algo. Pero, estimado (a)político, tú sí eres mejor y sí puedes dejar atrás las ganas de ser indiferente.
Por otra parte, eres un amante de la política, lo que no te gustan son las personas que la ejercen, los políticos actuales. Pero, te pregunto, si tú no te involucras ¿Quién creías que lo iba a hacer? Es necesario aprender a diferenciar las personas y al concepto de política en sí.
¿Te imaginas que todos los (a)políticos enfoquen su molestia y se involucren en la política? ¿Habría espacio para los indeseados? Cada vez menos, me parece.
Del mismo modo, estar furioso por algo que está mal y no hacer nada al respecto, más que seguir existiendo, es tan malo o peor que los políticos de los que nos quejamos, porque dejamos para otros algo que debemos empezar a ejercer por nosotros mismos.
Por último, quiero decirte que muchos grandes cambios se hacen desde dentro del sistema. Me explico. Vivir quejándose de lo horrible que es la política en nuestro país no hará que este cambie.
Sin embargo, entrar en los espacios de toma de decisiones, que existen y son accesibles para todo aquel que se involucre, puede generar un cambio desde adentro. Personalmente, y aunque no parezca, lo considero mucho más eficiente que tuitear quejas todo el tiempo o desentenderme.
¿Qué esperas?
Puedes leer «Por qué ingresar a un partido político«.