PARANOIA ESTRATEGA

Si me pagaran por cada vez que he estado durmiendo mientras que un eztrategah polítiko estaba imaginando cómo planifico la forma en que los opacaré, perjudicaré o anularé  en el sentido que sea, por más ridículo que parezca  me haría millonaria. Y es que abundan los 100tifikos.

Yo no sé por qué muchas personas que ingresan a la política piensan que la vida tiene que estar repleta de intrigas y estrategias competitivas. Está bien que estemos en un partido político y haya que ser estratégicos en nuestras acciones, si tenemos objetivos de representar en algún espacio a otras personas, pero nunca entenderé a quienes alucinan que todos estamos haciendo estrategias todo el día  Mano, algunos trabajamos.

Sí, he planificado algunas cosas aplicando mis conocimientos de planeamiento estratégico de la comunicación  a lo que me dedico profesionalmente todos los días de mi vida  como acciones para atraer a jóvenes al partido, incrementar las bases de juventudes a nivel nacional y, en general, empoderar el estamento de juventudes en mi partido  sin tener ningún cargo, dicho sea de paso  nada del otro mundo, no es muy difícil.

Siéndoles sincera, no he visto a nadie que haga un plan de trabajo con objetivos, estrategias, acciones e indicadores desde que me inscribí en Acción Popular. Puedo asegurarles que, si lo hicieran, se ahorrarían muchas acciones innecesarias. Solo una vez me senté a planificar algo de verdad y fue lo siguiente.

Hace año y medio, con ayuda de mi amigo Jorge y junto a mi ahora enamorado, Carlos, en ese entonces secretario nacional de juventudes, planifiqué una serie de acciones para reclamar el inicio de inscripciones de nuevos afiliados al partido. Algo que no ocurría hace 4 años. Este plan incluía involucrar algún medio de comunicación en caso extremo, pero, sin querer, Carlos y yo terminamos fotografiados en la revista Caretas, en una pequeña nota (resaltemos pequeña y sin querer. Claramente no quería ser fotografiada hablando de los problemas del partido).

Casi UN AÑO después, en una discusión que Carlos tuvo con otros correligionarios  o, mejor dicho, que otros correligionarios tuvieron con Carlos  una de las personas mencionó es que ustedes quieren opacarnos. Como es de esperarse, Carlos no entendió a qué se refería así que preguntó y la respuesta se remitió al día en que salimos en Caretas, casi un año atrás, en un recuadro minúsculo donde el tema eran las afiliaciones.

Claro, opacar, es lo primero que priorizamos cuando había gente (como yo, en ese entonces) que llevaba hasta 4 años sin poder ser reconocida como militante oficialmente, tiene lógica.

Tiempo después, nos preparábamos para un nuevo proceso electoral interno, que no se concretó. Como conozco los procesos partidarios, supe de inmediato que nuestras elecciones internas no se harían pronto y, sí, puse un stop a mi participación directa en el partido un par de meses para dedicarme de lleno a mi trabajo.

No tengo idea de cómo ni por qué, pero, a pesar de que llevaba cuatro  meses sin pisar el partido, se comenzó a difundir el rumor de que iba a postular a la Secretaría Nacional de Juventudes  Genial ¡no se necesita hacer campaña para que ya me estén postulando!  Posteriormente, también me postularon a la Secretaría de la Mujer.

¿Lo más gracioso? Que no cumplo los requisitos para esas postulaciones y solo se necesita saber leer para notar que el estatuto plantea requisitos de antigüedad de militancia para la postulación a cargos internos, pero gracias por considerarme una opción. Lo aprecio mucho.

Cuando ingresas a política y, queriéndolo o no, haces algo que tenga valor, así sea para una sola persona, habrá tres personas más que se sientan desplazados por falta de seguridad en sí mismas o equis motivos que escapan de tus manos y, es ahí, cuando se generan dimes y diretes de lo que haces o dejas de hacer, de tus sentimientos y tus intenciones y tus formas de salir adelante. Hay que tomarlo con gracia.

Como aquella vez en que estaba con amigas de la universidad tomando unos tragos y, cuando estaba apunto de pedir mi taxi, veo que alguien me había dejado un mensaje por Facebook Chat. Nada más y nada menos, una persona que conocía solo de vista me estaba reclamando porque una página «mía» estaba publicando mentiras sobre ella. Punto #1, quién eres, punto #2 estoy en una reunión con mis amigas… no entiendo de qué hablas. Resulta que alguien le había dicho que yo era la administradora de esa página. Por supuesto pidió disculpas, algo que me gustó porque nadie lo hace nunca y todos se pelean por cosas así.

El problema es que muchas personas que se involucran en política no comprenden que están dentro de un juego de sumas y de nada sirve estar pensando, casi con locura, lo que hacen o dejan de hacer otros porque, a veces, nuestra imaginación nos juega una terrible pasada y, simplemente no es sano.

¿Te ha pasado?

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