Te preguntarás qué tiene que ver este título con la política. Te lo explico con la siguiente anécdota.
Tiempo atrás me enteré de que yo trataba de cocinarme a un amigo, entonces congresista por Acción Popular, pero como no me había hecho caso, hice lo mismo con otro correligionario y que, para colmo de mis males, TAMBIÉN me rechazó, así que me metí con mi actual enamorado lloremos.
¿Suena a chisme de gente que no ha superado su etapa de colegio? Sí, igual que todos los chismes y mentiras alrededor de todas las mujeres que comienzan a tener algún tipo de visibilidad en su espacio político.
Adicionalmente, se voceaba que soy una mujer mandona, conflictiva con quien no se puede trabajar e, inclusive, que yo manipulaba a mi enamorado. Ahí lo tienen, p*ta y mandona. Y, por supuesto, nada más alejado de la realidad. Lo cierto es que sí soy una persona apasionada por la política y no me gusta la ineficiencia, pero ¿mandona? Quien quiera ser ineficiente, adelante, no es exactamente mi problema.
No es necesario conocer a todas las mujeres que buscan destacar, por su trabajo – y de hecho, lo han logrado – en sus partidos u organizaciones para saber que les han dicho algo similar. Lo curioso es que no solo son hombres quienes promueven estas habladurías, sino otras mujeres con comportamientos, claramente, machistas, quienes también motivan estas intrigas.
Sinceramente, es algo que duele si piensas que no eres la única mujer que sufre los efectos de la chismografía, y, lamentablemente, no es una cuestión que se arregle con cuotas de paridad. Por supuesto, puede valerme un comino lo que digan porque, finalmente, mi trabajo siempre hablará por mí, pero, qué pasa con esas mujeres, mucho más sensibles, a quienes les indigna y causa profunda frustración que gente sin ningún logro trate de descalificar los suyos.
Yo lo sentí alguna vez, también he llorado sola en mi cama un par de veces en los últimos cuatro años por ver cómo, a veces, las mentiras son más fuertes que el propio trabajo y solo queda repetirse a sí misma «así son las cosas» o «tranquila, no llores por tonterías». He visto llorar a otras mujeres, amigas a quienes sí les importa y duele que manchen su honor diciendo que tienen ciertas preferencias o cargos o trabajos por haberse involucrado sexualmente con otra persona. Ser «la querida» de alguien.
Una vez fui a un evento, me parece que era organizado por la Konrad Adenauer y estaba Marisol Perez Tello entre las invitadas y dijo esto mismo que les estoy contando. Me sentí tan identificada. No sé qué es peor, que exista gente sin vida que invente cosas, que la gente limite nuestros logros a un simple «se acostó con» o que sean otras mujeres las que incentivan estos chismes. No lo sé.
Mientras tratamos de encontrar una respuesta a lo anterior, pensemos en la siguiente descripción: un hombre organizado, determinado, con carácter, estratégico y adicto a su trabajo ¿qué es? Un líder ¿no? Pero, si fuese una mujer con todas esas características ¿cómo crees que la califican? Como una mandona.
No planeo, bajo ninguna circunstancia, desalentar a nadie que esté considerando ingresar a un partido político, solo quisiera que, si quien lee esto es hombre, comprenda el problema que limita a muchas mujeres y, si eres mujer y te ha pasado esto, sepas que no eres la única ni la última que padece los males de los amigos de la vida ajena.
Estoy tan harta de que la pasión que uno le pone a las cosas sea confundida con emociones inestables. Hasta me han dicho «el problema es que eres muy apasionada». Me pregunto ¿eso no es lo que falta en la política? Estamos confundiendo pasión con inestabilidad emocional, tener una locura interna propia de nuestra personalidad con ser un ser humano alocado. No es lo mismo y me niego a fingir que no soy como soy o a dejar de juntarme con ciertas personas por miedo a que digan «se la está cepillando».
Como fuese, lamentarnos no servirá de nada. En estas situaciones, más que en cualquier otra, la paciencia es la mejor virtud y si hacer política es lo que quieres y si estás segura de que aquello que haces es lo correcto, respira y continúa digan lo que digan.
Se preguntarán, si hay gente tan despreciable, inmadura y mentirosa ¿por qué sigo aquí? muchas amigas del colegio me lo han preguntado ya y les respondo lo siguiente: Yo AMO hacer política y no hay forma de que yo deje de hacer lo que amo por gente que no vale la pena. Lo tengo claro y quizá algunos digan que soy una romántica y sí, totalmente. Es más, soy tan apasionada que no hay forma de que nada de esto me desmotive.
Espero que a ti tampoco Si quieres llorar, llámame, lloramos pero luego te secas las lágrimas y continúas haciendo lo tuyo… y de paso te tomas una foto como la de este artículo para que le encuentres la gracia a la desgracia.
Además, siempre hay gente inocente que termina delatando al creador de mentiras y siempre estarás, por eso, un paso adelante ¿no te encantan los finales felices?